viernes, 16 de septiembre de 2011

Ilusionismo: Marching Season

Un juego. Se abre el telón, aparece el gran maestro. Traje de chaqué, serio, elegante, refinado, seguro de sí mismo pues ahora jugamos en su terreno. 

Se apagan las grandes lámparas del teatro y sólo queda una tenue luz que nos permite observar y deleitarnos con la imponente figura del director de este juego....nuestro juego. 
Música en "on"...... y comienza el espectáculo.

Rojo.  Solo ves un pañuelo rojo flotando entre sus manos, fantasmagórico pero a la vez siniestramente atrayente. El maestro juega y hace mil piruetas con él, se burla de nuestra ingenuidad y se aprovecha de nuestro ánimo, que se enciende ante lo misterioso e irreal. 

Sus movimientos se fusionan con los compases de la música. Parece que esa canción está exclusivamente creada por y para él. 
El pañuelo aparece y desaparece ante tus ojos y sientes como, al mismo ritmo, a ellos van y vienen las lágrimas que antes fueron secadas con ese mismo trozo de tela color de sangre. Son lágrimas de alegría, frustación, añoranza y tristeza. 
Desearías reclamarlas, pero ya no son tuyas, están a merced del gran mago de este juego, un cazador de lágrimas cristalinas, que se divierte con ellas a su antojo causando tu sufrimiento, hasta que, por fin, la música va bajando de intensidad y... ¡Magia!

El maldito pañuelo rojo ha desaparecido para siempre y con él, desaparecerán las lágrimas.

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