domingo, 8 de enero de 2012

Memorias

Entre la sombra y los reflejos de una ventana a medio cegar, ahogada con el humo de su propio cigarrillo y sujetando con mano ya temblorosa un vaso de cristal decorado con el carmín de sus labios.
Que bohemia estampa y los actos que a ella llevaron....

En el tiempo en el que la piel era lisa y el tacto suave, la locura la embarcó a cruzar medio mundo dejando todo tras de sí y ningún futuro a la vista en aquel horizonte en apariencia tranquilo y brillante. 
Un roce engañoso y varias miradas penetrantes fueron suficientes para secuestrar la razón y liberar la tempestad. Promesas vacías cuyo eco reverberaba en todos los oídos menos en los suyos, sordos de tanta inocencia y amor platónico que bastaron para llenar una maleta y lanzarse al vacío. 



Idílica compañía para la juventud inexperta pero venenosa para aquellos ya sabidos de sus tretas.
Duró lo que dura una primavera templada, un verano apasionado, un otoño decadente y un invierno frío y despiadado. Las sábanas quedaron vacías y rígidas como el papel. De los bolsillos ni migajas caían y el corazón quedó traspasado por la herida más incurable de todas. 



Ningún bálsamo la ha calmado y día tras día ha ido ganando terreno que se torna oscuro y sombrio en el ánimo. 

Las horas pasan tras la ventana con la cortina a medio echar, esperando  que retorne la inocencia y una nueva oportunidad.

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